LA MALDICIÓN DEL AYUDADOR
- Bricia Orihuela
- 26 jun 2020
- 2 Min. de lectura
¿Maldición? Viene del latín maledictio y significa: <<acción y defecto de pedir que le ocurra un mal a otra persona>>.
¿Y cómo un ayudador podría estar maldiciendo a alguien?
💥Viéndolo débil, quizá desde el subconsciente, maldiciéndole así con incrementar su debilidad.
💥 Inhabilitando al otro paulatinamente para uno hacerse fuerte resolviendo por el otro.
💥Teniendo una visión cerrada de la otra persona, sin darle espacio a cambios, maldiciéndole con la mirada que le inyecta su viejo yo, cada que se encuentran.
💥 Ayudando con la condición de que el otro responda de manera determinada, privando su creatividad, estilo y maneras de accionar. Esto automatiza a la otra persona y le va apagando la esencia, generándole culpa cuando sale de los márgenes del "ayudador."
💥Manipulando al otro a través de hacerlo sentir culpable por sus acciones del pasado, reviviendo las causas por las que hoy requiere ayuda. Manteniéndolo preso de una expiación continua de algo que ya hubiera podido ser liberado.
💥 Haciéndole creer al otro de su inferioridad y tu superioridad, colocándole siempre en un espacio donde requerirá tu permiso, ayuda, apoyo o recurso, para poder seguir avanzando con su vida.
¿Ya te descubriste haciéndole a alguien esto? O, ¿ya te diste cuenta como caíste en las manos de un ayudador castrante?

*Imagen tomada de la web
Un ayudador sano te va a mirar desde tu fortaleza, te va a enseñar a pescar en lugar de darte la bandeja de pescado... Te va a acompañar a llegar a ti, para que cada día tengas mayor manejo de ti mismo. Va a mirar con respeto tu proceso y va a estar ahí para ti sólo cuando requieras y solicites algo, no va a vivir acosándote para generar cambios para los cuales no estás list@.
¿Y qué recibe a cambio el ayudador amateur que cayó en la trampa de la superioridad?
Pues también maldiciones, en lugar de recibir gratitud; recibe energía de enojo de seres frustrados que nunca se encontraron, que le culparán por no haberlos salvado, sostenido, sanado, enriquecido, hacerlos sentir amados, etc.
Muchos hemos pasado por este agrio cáliz, dando hasta desgarrarnos, sin darnos cuenta que dimos de más e innecesariamente; que caímos en la adicción de control del otro y del proceso. Cuando cosechamos los karmas de la experiencia, unos nos hacemos más sabios, y dejamos de maldecir y ser maldecidos.
Entonces ya ni siquiera somos ayudadores; somos seres contributivos en una sociedad de trueque continuo, donde valoramos nuestro dar y recibir en constante flujo. Entramos al mundo donde todos tenemos algo que aportar, al mundo donde me puedo vulnerar y decir: Hey, requiero apoyo en este momento, al mundo donde estamos listos para acompañar al que levanta la mano en búsqueda de nuestra mirada y apoyo.
De ayudadores a contributivos.
¿Cuánta conciencia puedo haber generado con esto, que me permita liberarme de maldecir y dejar de ser la invitación a que me maldigan?
¿Cuánto puede crecer mi percepción para ver a cada ser con dignidad en constante transformación?
¿Cuánto más útil puedo ser en verdad para mi comunidad?
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