Hemos vivido una guerra con nosotros mismos, tratando de ser la esencia y negando la experiencia.
El ego es la misma alma definiendo una personalidad, marcando sus límites para asegurar sus recursos y determinar sus habilidades para practicar sus dones y talentos.
Conforme estamos seguros de nosotros, podemos manejar este vehículo llamado cuerpo físico, para conducirlo a experiencias más sublimes, donde podamos incluir al mundo sin perdernos a nosotros mismos.
Quien no entiende su ego, se disfrazará de no ego, jugará a una falsa unidad y desaprovechará la experiencia de haber encarnado; o quizá se quede presa de su personalidad juzgada y señalada, diciendo: "Yo soy así..."
Para retornar a la esencia, hay que mirar la experiencia.
Aquí tienes una tabla de lo que denominamos ego, te invito a ir a la primera columna y preguntarte:
¿Qué me hace sentir esto?
¿Qué cambios tendría que hacer en mí, para salir de este espacio que me incomoda o que incomoda a otros?
Esas respuestas te van a llevar a nuevas experiencias y retos, quizá lo primero sea vivir eso con intensidad para comprenderlo, aprender a manejarlo e integrarlo y ya después de eso, quizá venga la segunda columna, y no por filosofía, sino por consecuencia de haberte amado en tu experiencia y haberte abierto a vivirla.
Encontrarás empatía en otros que han llegado ahí por caminar resolviendo sus propias batallas.
Pongamos un ejemplo: ORGULLO vs. AMOR
¿Qué te mantiene en ese yo orgulloso?
- Quizá la inseguridad de no saber cómo resolver una situación.
- Quizá el sentirte juzgado y excluido de un grupo, aparentando que no quieres pertenecer, porque en realidad sientes rechazo y no sabes cómo incluirte.
- Quizá te hirieron emocionalmente porque eres frágil para reconocer tus debilidades, y te disfrazaste de "No me importa..."
En el fondo desconoces tu valor y tienes que crear barreras de imagen, de silencio, de altivez, de falsa dignidad, etc., para poner a raya a todo aquel que venga a descubrir tu vulnerabilidad.
Entonces, ¿qué hago? Me reconozco experimentando el orgullo por inseguridad y necesitando aclarar mi conciencia de valor.
¿Por dónde empiezo?
Por juntarme con grupos donde soy de utilidad y siento que me incluyen.
Dejo de pretender jugar con los que siento me excluyen.
Fortalezco mis habilidades para pertenecer un día a esos grupos donde hoy no sé cómo participar.
Me reconozco todos los días mis mejoras, mis esfuerzos y mis resultados.
Dedico tiempo a reflexionar sobre mis heridas y sanarlas resolviendo esos traumas latentes del pasado.
Me dedico a disciplinarme para conseguir esa mejor versión de mí.
Y con el paso del tiempo y del camino, voy a ir saliendo de mi coraza de orgullo, sentiré mucha más comodidad con mi personalidad, con el mundo que he creado al rehabilitarme, con la oportunidad de servir a los que me han recibido, con la gratitud de aquellos que me acompañaron, y ese día sentiré con más claridad el AMOR.
Y quizá me dé cuenta que esos grupos o esas personas con los que exhibí mi orgullo, estaban solamente reflejándome mis egoístas deficiencias y que quizá ya no tenga que volver ahí, porque encontré otros caminos.
O quizá me sume de nuevo con certeza, seguridad, firmeza y pertenencia porque ya resolví mi mundo interior.
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